El lunes
5 de marzo recibimos en el IES “Meléndez Valdés” al escritor Jesús Sánchez
Adalid, quien compartió su experiencia personal como escritor y sus inquietudes
con jóvenes de 1º de bachillerato y de Administración del Centro. Su charla fue
posible gracias al patrocinio de la Obra Socio-cultural
de Caja Extremadura cuya coordinación la
lleva a cabo Don Teófilo González Porras, Catedrático e Inspector de Educación.
Forma parte del ciclo denominado “Escritores extremeños en el aula” y como en
una auténtica clase respondió a las preguntas que varios alumnos le
plantearon en una cercana y distendida entrevista.
Su vida
personal ha presentado cambios, de juez a sacerdote, ¿le ha influido su vida
personal a la hora de escribir?
“Sí, sin
duda, porque quizás las profesiones que he ejercido y los lugares donde he
tenido que vivir requerían mucho contacto con la gente, de muchas edades y
muchas condiciones sociales, esto me ha ayudado a entender al ser humano en sí
mismo”.
¿Le
influyen los gustos del lector y la demanda de la actualidad a la hora de
escribir una novela?
“Es que yo
me identifico con los gustos de los lectores, soy un escritor de mi época”.
“A mí en
los primeros momentos, en los primeros cuatro o cinco años de compaginar ambas
tareas, me costó trabajo pues debía acostumbrar a mis feligreses y a mi entorno
de que tenía que compartirlas. Pero hoy por hoy no; mis feligreses están
encantados, facilitan las cosas. Hoy tengo ya creada una logística alrededor que me ayuda. Dedico unos días de la semana a
la escritura; cuando tengo que dar una conferencia, salgo y después, lo
fundamental es que vivo en el lugar donde está mi parroquia, todas las noches
doy catequesis, celebro misa todos los días y los fines de semana los dedico
completamente al pueblo”.
Estarán muy orgullosos de usted ¿no?
“Sí, y yo
de ellos también. Estoy contentísimo pues tengo un montón de gente alrededor”.
“Pues fue
por esta época, febrero o marzo. Yo siempre he sido muy lector y en un
determinado momento me puse a escribir espontáneamente. Escribí mi primera
novela y tuve suerte de que me la publicaran. Utilicé el cauce ordinario: lo
mandé a tres editoriales y las tres me contestaron; finalmente, lo publiqué en
la que más me interesó”.
¿Cómo
disfruta más, preparando y documentando el relato o escribiéndolo?
“Cada
trabajo tiene su propia parcela de esfuerzo y disfrute, puesto que para
escribir te tienes que sentar, pero ambas se alimentan entre sí y mientras
estás investigando te entran ganas de escribir el relato y a la inversa, porque
te inspiras. Se complementan entre sí”.
¿Alguna vez ha tenido que escribir algo
diferente a lo que cree?
“Constantemente.
En mis novelas aparecen personajes de todos los tipos: de religiones y culturas
distintas. Pero esto es el ser humano en sí mismo. No podría negar eso”.
¿Cree que al ser sacerdote católico inclina la
balanza a favor de la Iglesia
en sus libros?
“Procuro que no sea así. En mis novelas
aparecen, sin duda, personajes eclesiásticos porque yo me he formado en esto,
lo entiendo y lo conozco desde dentro, pero no se le da un trato de favor.
Aparecen personajes eclesiásticos muy incómodos, como pueden ser inquisidores,
obispos guerreros, papas corruptos y… todo lo que es el ser humano en sí mismo”.
¿Cree que la novela histórica puede llegar a
sustituir a la propia historia?
“De ninguna manera, cada una tiene su lugar.
La historia debe ser la historia porque cumple su papel y la novela histórica
debe ser entretenimiento; pero sí que la novela histórica seria y con una
documentación histórica seria puede ayudar a comprender la historia”.
Su obra en muchos casos se localiza en Extremadura, ¿piensa que puede tener
interés internacional?
“ Realmente
ya lo tiene. Ayer mismo he recibido parte de mi obra en alemán y está traducida
al húngaro, al polaco, al italiano, al portugués, al griego…Sí tiene interés”.
¿Y por qué el territorio extremeño?
“Es un
escenario que conozco muy bien y además a mí me motiva mi tierra y no me
importa que me clasifiquen como un novelista histórico que sitúa gran parte de
su obra en Extremadura. Es parte de la identidad de los escritores, por
ejemplo, Walter Scott en Escocia, y en mi caso, me enorgullece Extremadura”.
¿Ha tenido alguna experiencia chocante que
haya quedado reflejada en sus libros?
“Pues sí.
En mis libros aparecen muchos episodios que han surgido de experiencias reales
que he vivido en la vida y los típicos encontronazos que puede tener cualquier
ser humano y también la apreciación en muchas ocasiones de la maldad de la
gente, de la incomprensión, la intolerancia, el fanatismo…todo esto aparece en
la novela”.
¿Qué nos puede decir de su nueva obra, La
Alcazaba?
“Pues se
desenvuelve en el siglo IX, en el emirato de Córdoba, en pleno Al-Andalus y es la historia de una
ciudad que se levanta frente al poder omnímodo
de Córdoba que es tiránico, está cansado de los impuestos y de tener que
soportar la constante extorsión de los gobernantes musulmanes. Al final,
también es una forma de expresar el mosaico de religiones, razas que
convivieron en la península Ibérica durante la dominación islámica”.
¿Qué momento histórico considera más
importante para Extremadura?
“Yo
siempre digo que Extremadura es muy del siglo XVI. Casi todo lo que nos
identifica culturalmente, humanamente, históricamente, gastronómicamente,
religiosamente…es del siglo XVI. Y es que fue entonces cuando se formó nuestra
identidad como en gran parte de España. nosotros, queramos o no, pertenecemos
al sur y el sur es muy barroco, es muy de después de la repoblación; ahora en
Semana Santa encontramos mucho de lo que somos”.
¿Por qué novela histórica y no otro tipo de
género literario?
“Pues no
lo descarto. No me considero poeta, escribo algo de ensayo, hago algo de
periodismo como articulista… Me he sentido muy cómodo en la novela histórica,
he comprendido que era mi lugar de momento, pero no lo descarto”.
¿Para qué edades suele escribir?
“Soy un
autor de todos los públicos, y además me tienen encasillado así y veo mejor que
lo digan los demás”.
De sus libros, ¿tiene algún personaje al que
haya cogido más cariño?
“Hombre,
tengo mucho afecto a Monroy, me parece que es un personaje muy extremeño, muy
aventurero. La época en la que se desenvuelve y esos escenarios son muy del
siglo de Oro, muy cervantinos. Con Monroy y su historia es con quien más he disfrutado y el que más
satisfacciones me ha dado y la gente también; me piden constantemente que siga
con este personaje”.
¿Prefiere los hechos reales o los
fantásticos?
“A mí la
literatura fantástica no me gusta, me gusta la literatura histórica que sea
creíble, es decir, que cualquiera de las cosas que cuente podría haber pasado
perfectamente. No hay espíritus, no hay fantasmas, no hay código…cualquiera de
estas cosas raras que aparecen en otros tipos de novelas”.
¿Nos recomendaría algún autor?
“Sí.
Recomiendo que se lea a Miguel Delibes, porque creo que es el padre de todos los
escritores españoles de nueva generación; de hecho, todos mis amigos escritores
se identifican con él con su forma de escribir. Miguel Delibes maneja el
castellano con tal precisión, con tal naturalidad, que todo lo demás sobra. Con
muy pocas palabras, muy bien ordenadas, se puede llegar a la mente de un niño,
de un anciano, de un hombre o una mujer
de cualquier edad; yo creo que el ejercicio literario de Miguel Delibes es
fundamental en la actualidad. Ha hecho de todo lo que se dado en las últimas
cinco décadas: realismo social, novela costumbrista, novela de aventuras,
novela histórica…Además, muchas de sus obras no tienen nada que ver unas con
otras. Si lees Mujer de rojo sobre fondo
gris ves que no tiene nada que ver con Cinco horas con Mario, aunque pueda
parecerlo por la temática, la época…N con El Camino; y luego escribe El Hereje,
con una novela histórica de nueva generación. Si no se hubiera puesto enfermo,
habría seguido escribiendo”.
¿Cree que Miguel Delibes ha sido
suficientemente valorado?
“Sí, creo que sí. Está en todos los libros de texto y tiene todos los premios, Cervantes, Nacional de las Letras, de la Crítica, la Medalla de Castilla-León…”
¿Cómo suele tratar el tema del amor en su
obra?
“Como
un elemento literario más, como un recurso, con todos sus condicionantes: amor,
desamor, engaño, erotismo…todo forma parte de mis novelas”.
¿Hay algún tema tabú del que no le guste
hablar en sus novelas?
“Yo he
procurado que no haya sexo explícito, pero esto es una constante en los autores
de nueva generación, porque hemos tenido una saturación enorme en la novela de
los años 80. Entonces, a mediados de los 90 decidimos que hubiera erotismo,
pero no sexo explícito”.
“Un montón,
yo no creía que sería tanto. Mañana debo ir a Madrid; tienes más responsabilidad, porque
eres más conocido, hay que hacer cosas que no hubieras hecho si no fueras
escritor. Yo procuro que no me cambie mucho la vida e intento no modificar mis
hábitos y participar en todas las
actividades de mi pueblo con mis amigos, mis vecinos”.
Usted quería ser misionero y estuvo un
verano en África, ¿qué le supuso esta experiencia?
“Pues
me ayudó a decidirme por el sacerdocio. Hoy día la vida de un cura de pueblo
puede ser una auténtica misión; se reparten más alimentos y se cubren más
necesidades de lo que parece de forma anónima; y con los jóvenes. Un pueblo es
terreno de misión”.
“Estoy
convencido; estoy completamente feliz. Además, Dios se ha portado muy bien
conmigo; tengo a mis padres, muchísimos amigos…tengo una espiritualidad que me
enriquece, me da mucha pena la gente que no la tiene, porque ayuda mucho a
vivir”.
Muchas
gracias por dedicarnos su tiempo, tan valioso y su personal visión de la novela
y la literatura actual en general. Esperamos seguir disfrutando de sus obras
mucho tiempo; de momento, con la nueva
novela La Alcazaba que deseamos tenga mucho éxito.
Entrevista
realizada por los alumnos de 1º de Bachillerato María Luna Díaz, Marta
Campillejo Álvarez y Miguel Jiménez Rodríguez con la colaboración (fotografías) de Marta Vázquez Delgado.
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