SONETO XXIII DE GARCILASO DE LA VEGA
En tanto
que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en
tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
coged de
vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre;
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre;
marchitará
la rosa el viento helado.
Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
I.
CONTENIDO. COMPRENSIÓN:
a) Busca en el diccionario
los significados de estas palabras del texto: presto y enhiesto.
b) ¿Cuál es el tema o temas
de este soneto? ¿Encuentras diferencias en esta forma de ver la vida y la de la
Edad Media?
c)
¿Cómo es la mujer de la que habla el poeta?
Describe algunos rasgos físicos: color de la piel, del cabello… ¿Es el modelo de la belleza renacentista?
d) ¿A quiénes se dirige el
poeta cuando da la orden “coged”? ¿Por qué?
e) ¿Qué significado le das
al primer terceto?
II. FORMA.
EXPRESIÓN.
a) Análisis métrico
completo: número de sílabas, arte, rima, esquema, estrofas y
poema.
b) ¿Cómo es el lenguaje que
emplea Garcilaso en el poema? ¿Se refleja el espíritu renacentista en el
vocabulario?
c)
Escribe todos los adjetivos que aparecen en el
soneto. ¿A quién hace referencia?
d) Busca varias metáforas y
otras figuras literarias relevantes.
III.
CONCLUSIÓN: expón tu opinión personal sobre el mismo.
Si deseáis
saber más sobre los tópicos literarios o lugares comunes de nuestra
literatura, pinchad en el siguiente enlace:
Otros ejemplos del tópico del Carpe diem y del Collige, virgo, rosas:
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
Que se nos va la Pascua!
Que se nos va la Pascua!
Mozuelas las de mi
barrio,
Loquillas y confiadas,
Mirad no os engañe el tiempo,
La edad y la confianza.
No os dejéis lisonjear
De la juventud lozana,
Porque de caducas flores
Teje el tiempo sus guirnaldas.
Loquillas y confiadas,
Mirad no os engañe el tiempo,
La edad y la confianza.
No os dejéis lisonjear
De la juventud lozana,
Porque de caducas flores
Teje el tiempo sus guirnaldas.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
Que se nos va la Pascua!
Que se nos va la Pascua!
Vuelan los ligeros
años,
Y con presurosas alas
Nos roban, como harpías,
Nuestras sabrosas viandas.
La flor de la maravilla
Esta verdad nos declara,
Porque le hurta la tarde
Lo que le dio la mañana.
Y con presurosas alas
Nos roban, como harpías,
Nuestras sabrosas viandas.
La flor de la maravilla
Esta verdad nos declara,
Porque le hurta la tarde
Lo que le dio la mañana.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
Que se nos va la Pascua!
Que se nos va la Pascua!
Mirad que cuando pensáis
Que hacen la señal del alba
Las campanas de la vida,
Es la queda, y os desarman
De vuestro color y lustre,
De vuestro donaire y gracia,
Y quedáis todas perdidas
Por mayores de la marca.
Que hacen la señal del alba
Las campanas de la vida,
Es la queda, y os desarman
De vuestro color y lustre,
De vuestro donaire y gracia,
Y quedáis todas perdidas
Por mayores de la marca.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
Que se nos va la Pascua!
Que se nos va la Pascua!
Yo sé de una buena
vieja
Que fue un tiempo rubia y zarca,
Y que al presente le cuesta
Harto caro el ver su cara,
Porque su bruñida frente
Y sus mejillas se hallan
Más que roquete de obispo
Encogidas y arrugadas.
Que fue un tiempo rubia y zarca,
Y que al presente le cuesta
Harto caro el ver su cara,
Porque su bruñida frente
Y sus mejillas se hallan
Más que roquete de obispo
Encogidas y arrugadas.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
Que se nos va la Pascua!
Que se nos va la Pascua!
Y sé de otra buena
vieja,
Que un diente que le quedaba
Se lo dejó este otro día
Sepultado en unas natas,
Y con lágrimas le dice:
«Diente mío de mi alma,
Yo sé cuándo fuistes perla,
Aunque ahora no sois caña.»
Que un diente que le quedaba
Se lo dejó este otro día
Sepultado en unas natas,
Y con lágrimas le dice:
«Diente mío de mi alma,
Yo sé cuándo fuistes perla,
Aunque ahora no sois caña.»
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
Que se nos va la Pascua!
Que se nos va la Pascua!
Por eso, mozuelas
locas,
Antes que la edad avara
El rubio cabello de oro
Convierta en luciente plata,
Quered cuando sois queridas,
Amad cuando sois amadas,
Mirad, bobas, que detrás
Se pinta la ocasión calva.
Antes que la edad avara
El rubio cabello de oro
Convierta en luciente plata,
Quered cuando sois queridas,
Amad cuando sois amadas,
Mirad, bobas, que detrás
Se pinta la ocasión calva.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
Que se nos va la Pascua!
Que se nos va la Pascua!
Luis de Góngora,
Romances.
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Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
Córtalas a destajo, desaforadamente,
sin pararte a pensar si son malas o buenas.
Que no quede ni una. Púlete los rosales
que encuentres a tu paso y deja las espinas
para tus compañeras de colegio. Disfruta
de la luz y del oro mientras puedas y rinde
tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
que va por los jardines instilando veneno.
Goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
Y que la negra muerte te quite lo bailado.
Luis Alberto de Cuenca,"Collige, virgo, rosas", Por fuertes y fronteras.
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Estás ya con quien
quieres. Ríete y goza. Ama.
Y enciéndete en la noche que ahora empieza,
y entre tantos amigos (y conmigo)
abre los grandes ojos a la vida
con la avidez preciosa de tus años.
La noche, larga, ha de acabar al alba,
y vendrán escuadrones de espías con la luz,
se borrarán los astros, y también el recuerdo,
y la alegría acabará en su nada.
Mas, aunque así suceda, enciéndete en la noche,
pues detrás del olvido puede que ella renazca,
y la recobres pura, y aumentada en belleza,
si en ella, por azar, que ya será elección,
sellas la vida en lo mejor que tuvo,
cuando la noche humana se acabe ya del todo,
y venga esa otra luz, rencorosa y extraña,
que antes que tú conozcas, yo ya habré conocido.
Y enciéndete en la noche que ahora empieza,
y entre tantos amigos (y conmigo)
abre los grandes ojos a la vida
con la avidez preciosa de tus años.
La noche, larga, ha de acabar al alba,
y vendrán escuadrones de espías con la luz,
se borrarán los astros, y también el recuerdo,
y la alegría acabará en su nada.
Mas, aunque así suceda, enciéndete en la noche,
pues detrás del olvido puede que ella renazca,
y la recobres pura, y aumentada en belleza,
si en ella, por azar, que ya será elección,
sellas la vida en lo mejor que tuvo,
cuando la noche humana se acabe ya del todo,
y venga esa otra luz, rencorosa y extraña,
que antes que tú conozcas, yo ya habré conocido.
Francisco Brines, El otoño de las rosas.
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