Los microcuentos, también llamados
microrrelatos, minicuentos o hiperbreves, de ficción súbita,
textículos, cuentos en miniatura…son textos que narran historias de forma
condensada. Estos nombres dan cuenta de una
imprecisión que tiene que ver con la búsqueda de identidad en el concierto de
un género que aún se mantiene en los márgenes o en las fronteras del cuento.
Las características propias del microcuento
son su brevedad extrema y secuencia narrativa incompleta; su carácter
transtextual que lo proyecta hacia otros discursos de manera implícita o
explícita; el final abrupto,
impredecible y abierto a múltiples interpretaciones; el lenguaje preciso,
muchas veces poético…
Los hay de muchos tipos y de variada extensión
(una sola línea, 10, 20...). Baltasar Gracián nos recordó que “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. El
microcuento más corto que se conoce es de un maestro en este tipo de
subgéneros: Augusto Monterroso, y EL DINOSAURIO (siete palabras):“Cuando despertó, el dinosaurio todavía
estaba allí”. Estos relatos breves son habituales en ciertas redes
sociales, y en especial en Twitter.
En todo caso, mis alumnos de 2º y 3º de la
ESO B se han animado y nos han escrito unos
pocos. Juzguen ustedes la calidad.
Sí, soy yo, al que pagan por
verme cómo me pisotean. He visto glorias, triunfos y gente llorar por sus
sentimientos. También gente riendo, comiendo, y sobre todo, he visto asientos. Me clavan puntas con los pies, yo no lloro, ni
me quejo:
SOY EL CÉSPED DE UN ESTADIO.
Raúl Infantes Parra, 2º ESO B.
Estaba yo en una competición mundial de póker en
Las Vegas, y de pronto, veo que en una mesa hay un vampiro, un T-Rex y una
oveja. El vampiro lo apuesta todo, el T-Rex no llega a las fichas y la oveja
solo dice "¡Baaaah!". Después de esto giro la cabeza y le digo a la
camarera que no me traiga más tequilas.
Jaime Gaspar Cabezas, 3º ESO B.
Una mañana de Julio, el sol no despertaba.
- Pss,pss…despierta Rey Sol, le decía la Luna cansada de hacer la
guardia de la noche.
- Despierta que hay mucho que hacer. Los gallos no
cantan, las flores no abren, las personas no pueden trabajar, necesitan tu
luz,¡¡¡Levanta las pestañas!!!
-Déjame Luna, no quiero abrir los ojos a este mundo
tan cruel, me hace daño mirarlo.
-¿Qué dices, hoy no piensas trabajar? ¡No me lo
puedo creer!
- Me hace daño, Luna, ver tantas injusticias,
guerras, niños muriendo de hambre y obligados a trabajar, y muchas tristezas
más.
-Sí, Rey Sol, ya sé que el mundo no es de color de
rosa, pero...
-¿Es esa la solución? ¿Quedarse de brazos cruzados
en la oscuridad?
- Tú eres el centro de la vida, tú eres el rey del
mundo.
El sol abrió los ojos y todo se iluminó
El sol comprendió que no se debe cerrar los ojos, cuando hay problemas, todo lo contrario, abrirlos aún más, luchar por un mundo mejor.
EL COMPROMISO
-Siempre te querré.
-Le dijo el día antes de comprometerse.
EL MISTERIO DE LA BODEGA
En la cena de Navidad, la
señorita Adeline se levantó de la mesa, y se dirigió hacia la bodega para
alcanzar una botella de vino.
Nunca regresó…
Coronada Sánchez López, 2º ESO B.
-No estoy loco, ¿verdad
mamá? Le pregunto a la mujer que he matado.
-Claro que no, hijo. Me
responde el cadáver.
Francisco José García Díaz, 3º ESO B.
Una joven
de 16 años tenía que ser operada de un trasplante de corazón. Antes de entrar
en el quirófano, su novio le dijo que no le abandonaría y que estaría a su lado
cuando saliera. Al salir del quirófano, vio que su novio no estaba y le
preguntó a la enfermera que si lo había visto. Ésta le respondió que él era el
donante del corazón. La joven, triste, no paraba de llorar... Después, la
enfermera le dijo que era broma que había ido al baño y ahora volvía…
Puri Salguero Romero, 3º ESO B.
LA CARACOLA
Metimos las maletas en el maletero, subí al
coche y arrancamos. Una hora, dos horas, tres horas y al fin llegamos. De
camino a mi nuevo hogar vi en un escaparate una concha preciosa, grande y
brillante.
Fui con mis padres a la playa y allí estuve buscando una infinidad de
tiempo esa caracola tan preciosa, pero nada.
Bañándome en el mar vi que las olas arrastraron una, fui, la cogí y de
su interior salieron unas delgadas patas, en resumen, estaba ocupada, la tiré y
seguí buscando y buscando.
Estuve buscando incluso bajo el agua y allí la vi, una caracola grande,
blanca y brillante al lado de un grupo de conchas y lo mejor es que no estaba
ocupada, fui, la cogí y ya tengo el primer recuerdo de mi aventura, en mi nuevo
hogar.
Javier
Gordillo Gragera, 2º ESO B.
LA INJUSTICIA
Y ella
huía y no sabía qué hacer. El hombre con el hacha las estaba
persiguiendo después de haber matado
a dos hombres, una mujer y dos bebés. Y las niñas presenciaron ese acto de
sangre, gritos, ruegos y lágrimas.
No sabían el por qué, pero sí quién.
Era el mejor amigo de sus padres (a quien
había matado). Era un hombre de confianza y siempre gentil, pero
ese día todo se le volvió oscuro, ya que a la mujer que había matado, que era
su esposa, le estaba engañando con los otros dos hombres que había matado.
Decidió matar a todo quién había conocido a los muertos.
Las niñas
no tuvieron suerte, porque justamente cinco minutos antes de
llegar un policía murieron; pero lo más injusto que hay es que
al hombre solo le cayeron diez años de cárcel.
Leticia Hernández García, 2º ESO B.
Érase una
vez una muchacha muy guapa. Era nueva en el instituto y para integrarse la
invitaron a una fiesta. Ella, encantada, aceptó, sin embargo su madre le dijo que a las
doce de la noche la quería ver en casa. Hizo muy buena amistad con unas
muchachas y al mirar el reloj se dio cuenta que era muy tarde. La pobre salió
corriendo y resulta que el chico más guapo del instituto sintió curiosidad por
ella. Al verla correr, decidió acompañarla en la carrera. No obstante, no fue
capaz de cogerla, pero se le cayó el móvil, y a través de ahí, la localizó. De
esta manera, se conocieron y fueron novios.
Noelia
Bordón Romero, 3º ESO B.
La gárgola del campanario me mira, me
observa, me espía,me acosa, no me quita ojo de encima, me sigue con su mirada
de piedra. Yo me armo de valor y subo al campanario, saltando los peldaños de
dos en dos, abro la puerta de la terraza de una patada y descubro esa figura de
un material similar al mármol. No veo nada y me dispongo a marchar, cuando la
estatua de un dragón en una postura de postración me dirige la palabra:
-"Espera".
Una sola palabra, que ojalá hubiese ignorado,
y me hubiese marchado de aquel sitio, pero como ingenuo que soy, me di la
vuelta, curioso por lo que tendría que contarme el dragón de piedra, al que
dijo que llamase "Comodo" muy educadamente me pidió que le
acompañara, incorporándose y tendiéndome su mano diestra, le acompañé, y junto
a una estatua estuve volando durante escasos diez minutos hasta llegar, según él
al inframundo. Aquel lugar caluroso irradiaba maldad por donde quiera que
mirases, derecha e izquierda, todo cubierto por un manto rojo carmesí, y por
las profundidades se podía sentir el calor de la lava, de la piedra fundida que
rebosaba, estallando a borbotones cerca de mis pies.
-No tengas miedo, me dijo Comodo, vamos a un
lugar lleno de cultura.
Escasos minutos
más tarde llegamos a una sala en las que estaban dibujados los más grandes
artistas, tanto literarios como genios musicales y grandes pintores, todos
ellos de renombre.
Me invitó a pasar
a una estrecha habitación, y me guillotinó al instante, en aquel aparato
oxidado que me cortó el cuello al instante de
un tajo. Comodo pintó mi cabeza separada de mi cuerpo sin vida con óleos y
demás pinturas, también utilizó sangre, concretamente la mía. El alma de todos
aquellos caídos estaba impregnada en la sangre de los cuadros ¿lo hizo entonces
porque yo era un artista?
Y eso pasaría si las
estatuas hablasen.
Francisco
José García Díaz, 3º ESO B.
Se marchó y nos dejó solos en el frío invierno, pero la realidad era que su alma se había ido hacía ya mucho tiempo.
Sara Díaz Rabadán, 4º ESO B.
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