CONCURSO
DE RELATO CORTO
(CON MOTIVO DE LA SEMANA CULTURAL)
1.
Podrán participar en este concurso todos los alumnos del centro.
2. Se establecen tres categorías:
a) Categoría
A: 1º y 2º ESO.
b) Categoría
B: 3º y 4º ESO.
c) Categoría
C: Bachilleratos y Ciclos.
3.
El tema: todos los textos comenzarán por “Y hoy sigo pensando que ya es demasiado
tarde…”
4.
Los trabajos se presentarán con seudónimo,
categoría y curso a la que pertenezcan. Tendrán una extensión entre uno y dos folios escritos por una sola
cara a ordenador (tipo de letra, Times New Roman; cuerpo de letra, doce; interlineado
sencillo). Se acompañarán de un sobre cerrado en cuyo interior se indicará el nombre de la peña (en caso de duda,
consultad a los profesores de Lengua).
5.
Se concederá por participar cincuenta puntos para las peñas. Y por cada categoría serán treinta puntos para el primer premio, y veinte para el segundo. Y
los relatos ganadores serán publicados en el blog “Que es mi barco mi tesoro…”
6.
El Jurado está formado por los profesores del Departamento de Lengua. Actuará
como Presidenta la Jefa de Departamento.
7.
La participación en el Concurso implica la aceptación de estas bases.
8.
Las obras serán entregadas a cualquier profesor de Lengua. La fecha límite de
entrega es el jueves 28 de abril.
Zalamea de la Serena, abril de 2016.
Ya tenemos los ganadores del concurso del relato corto. Y son los siguientes:
a) Categoría A: Peña Igualdad Chavalex de 1º ESO A.
b) Categoría B: Peña The Nebristones de 4º ESO A-B.
Enhorabuena y os animamos a que sigáis participando.
Modalidad A: Peña Igualdad Chavalex de 1º ESO A
Miércoles, 5 de diciembre de 1860
Y hoy sigo pensando que ya es demasiado tarde, ya no tienen escapatoria. Caen en la trampa y no pueden salir. Pobre de mamá.
Yo con mi negra vestimenta y contigo, querido diario y ella nunca llegó a notar nada raro, hasta hoy. Ha abierto el cajón de la cocina y se ha encontrado un cuchillo con sangre. Pero bueno, dejaré que el miedo la siga matando mientras que voy a por otras.
Jueves, 6 de diciembre de 1860
Venga diario, vamos, que ya se ha quedado sola la muchacha del piso de la calle Burligtont. Siempre la misma rutina. Entro por la ventana, apago las luces, tic tac, tic tac,……el repetitivo sonido del reloj dicta que llega el momento. Pasito a pasito, llego a mi objetivo. Ignoro sus gritos. La coloca encima de la mesa y cuando deja de chillar y su cabeza cae al suelo, ahí termina todo. Llego a casa, coloca su cabecita en mi estantería de cabezas de colección, pongo su cuerpo ensangrentado en mi cama y hago mi fiesta del té. Coloco también a mis muñecas de porcelana, a esas que mamá las llamaba “siniestras” junto con mis invitadas sin cabeza.
Viernes, 7 de diciembre de 1860
Mami, ya llegó el día, ese en el que el tren llega a su fin. Acaba de entrar la noche y…..ya está acostada.
Pum!, ya se ha asustado, ve el cuchillo clavado en la pared justo encima de ella, me ve y empieza a gritar, me dice que por qué a ella, pero no hay tiempo de dar explicaciones. Cojo mi cuerdecita, se la coloco como un collar y tiro por detrás. Los gritos paran y de nuevo acaba todo. Ya lo tengo, querido diario, una más sin cabeza, mi invitada preferida, mi invitada de honor, con su bonito “collar”. Ya acaba todo.
Ay, querido diario, nadie entiende mi siniestra profesión que el departamento de exorcismo me asignó.
Modalidad B: Peña The Nebristones de 4º ESO A-B
Y hoy sigo pensando que ya es demasiado tarde, demasiado tarde para... Bueno,
cortó en seco ese “para” con el fin de narraros lo que sucedió antes de mi actual
lamento.
Todo comenzó una cálida mañana de primavera, la fecha del calendario marcaba
el lunes 19 de abril de 2016 y el reloj las 7:00 a.m. Yo aún andaba dormitando en la
cama cuando de repente mi madre entró a levantarme. Abrió la puerta de mi habitación,
encendió la luz y me gritó:
-¡A levantarse, Carlos!
Al escuchar los continuos gritos de mi madre me levanté, desayuné, me preparé
y salí de casa rumbo al instituto. Por el camino recordé que mañana era mi cumpleaños,
y por el momento mi cara rebosaba de felicidad, hasta que recordé que era lunes y a
primera hora tocaba Historia, entonces mi expresión facial dio un giro de 360 grados y me
deprimí de nuevo, pasé por casa de Daniel, mi mejor amigo, el cual se habría quedado
dormido. Horas más tarde acudiría a mi casa con una mala noticia...
Durante mi travesía me encontré con un grupo de amigos que iban hablando de
un robo o algo así, entonces me explicaron que la noche anterior (o sea anoche), se
había producido un robo de lo más extraño en la casa de mi mejor amigo, pero que no se
habían llevado nada. Lo más extraño es que se dieron cuenta porque el propio ladrón
provocó que sonara la alarma, pero solo eran rumores.
Continué de camino al instituto y toda esa mañana estuve pensando en Daniel,
¿Cómo estaría? De momento nada supe de él.
Al salir de clase volví a casa, comí y me fui a mi cuarto, estuve un rato pensativo
tendido en la cama pensando en lo ocurrido mientras observaba el techo. Se me fueron
las horas así, entonces, sonó el timbre. Era Daniel y no traía muy buena cara. Subió
conmigo a mi cuarto y me contó todo lo que sabía pero... algo extraño encontré entre
aquellas palabras.
Según me dijo, el ladrón que entró en su casa era de lo más peculiar ya que no
entró con el fin de robar, sino de dejar huella. ¿Para qué? No lo sabía por el momento
pero no para hacer nada bueno. Como iba diciendo, el ladrón dejó en el suelo un recorte
con forma de “D” de lo más peculiar que Daniel me mostró, yo me lo quedé para
examinarlo a fondo y nuestra conversación finalizó, todo esto no me olía a mí nada
bien.
Yo me pasé la noche en vela investigando, eran las doce de la noche cuando al
darme un buen cabezazo contra la mesa del escritorio, me di cuenta que me estaba
quedando dormido, bajé a por una taza de café y me senté en la cocina.
Mientras me tomaba el café, ojeé el periódico que mi padre tenía sobre la mesa
de la cocina, según leí en portada: “El Asesino del Arte Anda Suelto”, un montón de
pensamientos trágicos inundaron mi mente, después de ver que estaba entre la lista
mundial de los diez más buscados me alarmé un poco, pero cuando encontré la noticia
que marcó un antes y un después en mi vida, ya enloquecí totalmente. En otra de las
páginas del periódico se anunciaba el robo de una de las imitaciones del cuadro “El
Grito”, lo habían robado y destrozado. En la foto que nos mostraba el periódico se podía
ver el cuadro hecho trizas al lado de un contenedor de basura, y vi algo extraño en ella:
el cuadro tenía una especie de raja en forma de “D”, no me lo podía creer.
Fui arriba a por el recorte y comparé, no se apreciaba bien, entonces busqué en
Google la foto de “El Grito”, y se podía ver claramente que el recorte había sido sacado
de ese cuadro. Busqué entonces información sobre aquel asesino y... según leí, todas
sus víctimas habían sido escogidas de manera aleatoria, fueron asaltadas una noche
antes de sus muertes, y el asesino, siempre había dejado la inicial de la víctima con un
recorte perteneciente a un cuadro famoso, de ahí su nombre. Esto lo saqué de un foro de
aficionados pero todas las cosas que leí concordaban con los hechos actuales.
Lo más macabro de todo esto era que, sus víctimas, después de muertas, siempre
eran puestas en las posiciones de los respectivos cuadros y eran retratadas por una
cámara del agresor, cosa inhumana. Sabía que esa noche se iba a producir el asesinato
de mi mejor amigo pero no conocía la hora exacta. Aún sin saberlo preparé las cosas,
cogí la bicicleta y fui a toda prisa hacía su casa, por el camino me encontré con un
coche de policía, pero iban demasiado rápido como para que se dieran cuenta de mi
necesidad de ayuda. Al llegar a su casa me encontré con la puerta totalmente abierta, sus
padres gritando y él...
Llegué demasiado tarde, si solo me hubiera dado cuenta de esto antes... podría
haber avisado a alguien para que me ayudase.
Hace veinte años de esto y aún me sigo culpando, día tras día, hora tras hora,
minuto tras minuto, segundo tras segundo...
Sé que recordar no es nada difícil para los que tienen memoria pero, si recordar
es fácil, olvidar es todo lo contrario, las cosas bonitas no son como las cosas malas, las
cosas bonitas se recuerdan con alegría de vez en cuando y, las cosas malas nunca se
olvidan.
Ahora, ahora es cuando tiene sentido que escriba esa frase, frase con la que
empecé esta historia y con la que quiero finalizarla, darla por zanjado, intentar no
martirizarme más, olvidarme de ella, por eso:
Hoy sigo pensando que ya es demasiado tarde.
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