"Noviembre en Central Park"

Iba caminando sola, mirando hacia atrás de vez
en cuando, ya que me sentía observada. Hoy hacía un año del incidente del
metro, y desde ese día, no me siento segura. De repente, oigo un ruido que
viene de la calle paralela a la mía. No quiero acercarme, pero algo me dice que
lo haga, una voz interior que me aconseja en los buenos momentos y aquél podía
ser uno. Doblé la esquina con disimulo, casi sin hacer ruido.
Allí estaba Él.
María Cordovilla
Lemus, 1º Bachillerato A.
“La quedada”

Inmaculada Roco
Rosa, 1º Bachillerato A.
“Amor
incongruente” (diario de la violencia de género).

Cada golpe y porrazo que me llevé de sus
manos fueron por mis acciones absurdas y de mala esposa de las que él me avisó
y que yo no escuché. Sabía que no podía hablar con ningún hombre porque luego
tendría mi castigo. No escuché, no pensé y cuando él me vio, recibí mi castigo.
Lo que no pensé es que mis vecinos al escuchar tales porrazos llamaran a la policía,
mi familia se enteraría y me obligaran a denunciarlo.
Ahora añoro su compañía y entiendo sus cabreos.
Siempre los echaré de menos.
Macarena Pecero
Díaz, 1º Bachillerato A.
Silencio. Lo único que
escuchaba eran los latidos de mi corazón, mis pensamientos pidiendo respuestas
a preguntas que ni siquiera existían. Preguntas que llenaban todo el vacío que
allí había, toda la negrura que cada vez me atrapaba más y me asfixiaba y me
retorcía y me hacía pensar que ya no estaba vivo. Pero sí lo estaba, aunque en
ese momento la muerte parecía una salvación. Me relajé. Pensé en cómo había
ocurrido todo y me remonté al día de ayer. Regresaba de vuelta a casa en una
noche en la que no todo había salido bien. Caminaba pensando en por qué había
salido mal, cuando vi un coche aparecer en la misma calle por la que iba. No me
preocupé, simplemente era un coche con el mismo derecho que yo a estar allí.
Cuando sí me preocupe, fue cuando el coche me adelantó y se paró delante de mí.
Intenté escapar, pero algo se clavó en mí y no recuerdo nada más.
Abrí los ojos y vi que estaba en una mesa de
operaciones, que alguien intentaba acabar con mi sufrimiento y que estaba
anestesiado. Por ello, no sentí nada, solamente escuché mi sentencia final.
Daniel Pérez Rángel, 1º Bachillerato A.
"A ella nunca le gustó las flores de plástico" (verso de José Hierro).
Lo que más recuerdo de ti es que escribías los sueños de tus hijos y ahora eres un pobre que ya descansa. Dejaste un hueco irremplazable en el mundo y todo es negro cuando se van los seres más queridos.
Se extinguió en mi casa la música alegre que antes sonaba. Menos mal que el tiempo no ha borrado el sufrimiento de mi cuerpo. Éste se transforma en sonrisa cuando te recuerdo, mamá.
"A ella nunca le gustó las flores de plástico" (verso de José Hierro).
Lo que más recuerdo de ti es que escribías los sueños de tus hijos y ahora eres un pobre que ya descansa. Dejaste un hueco irremplazable en el mundo y todo es negro cuando se van los seres más queridos.
Se extinguió en mi casa la música alegre que antes sonaba. Menos mal que el tiempo no ha borrado el sufrimiento de mi cuerpo. Éste se transforma en sonrisa cuando te recuerdo, mamá.
Jamás será mi primavera hermosa.
La noche turbia,
desnuda,
se lleva mi flor en mayo.
La primavera hermosa, dulce y gozosa
humedece los ojos de aquel hombre
que llora por la vida perdida.
Enorme vacío que no lo llena el morir.
Sueño con su presencia,
sueño con su nueva vida.
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